jueves, 21 de noviembre de 2013

Heredando un bello oficio

En un día de lluvia fuimos a ver el Mercado de la Esperanza, una maravillosa visita en la que aprendimos que el trabajo del puesto es divertido y que aunque algunos piensas lo contrario no hay competencia. Todos allí son amigos y no se respira ese aire de mal rollo que a muchos nos da miedo.
Da igual comprar en un puesto que en otro, en todos te tratan fenomenal y todo el mundo opina que siendo amable y tratando bien a los clientes conseguirás más ventas. 
Este trabajo va de generación en generación, no es un trabajo nuevo pero si interesante, algunos llevan tan sólo tres o cuatro años pero otros casi toda su vida. 
El mantenimiento del mercado lo suelen clasificar como bueno y que las revisiones de sanidad de los puestos se hacen cada dos o tres meses. 
Opino que comprar en un mercado es seguir una tradición que no solo sirve para comprar sino para hablar con la gente de tu zona pero sobre todo para continuar un trabajo que lleva desde antes de lo que nos imaginamos. 
Su comida puede que no sea ecológica pero ellos la clasifican mucho mejor que la de las grandes superficies. 


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